El próximo 15 de mayo se realizará una performance a las 19 horas en la Plaza del Pilar, convocada por Casa Palestina, con la intención de mostrar nuevamente la solidaridad del pueblo aragonés con la desgracia que padece el querido pueblo palestino.
La concentración tendrá como elemento fundamental el recuerdo a la Nakba iniciada en 1948 que ha provocado la existencia de 5-6 millones de refugiados. En una de las mayores vergüenzas y vulneración de los derechos humanos de nuestro tiempo.

Rueda de prensa para la presentación de la movilización, con Casa Palestina y las organizaciones políticas, sociales y sindicales que la apoyan.
La Nakba no es un capítulo cerrado. No es sólo la memoria de 1948. Es una herida que aún sangra. Es una casa que aún arde. Es una madre que sigue esperando. Es un pueblo que nunca se ha rendido.
Y hoy, después de 77 años, la Nakba continúa. Lo hemos visto. Lo hemos sentido. Lo hemos llorado.
Desde hace más de 18 meses, el pueblo palestino vive bajo un genocidio implacable, que ha intentado borrar su existencia, su dignidad, su voz.
Más de 60.000 personas asesinadas.
Miles de familias bajo los escombros.
Hospitales destruidos. Hambre como arma. Niñez como objetivo. Y sin embargo —aun así— Palestina sigue en pie.
Pero en este tiempo de horror, algo inmenso ha brotado en Aragón.
Una oleada de solidaridad nacida de la rabia y del amor.
Una fuerza tejida entre pueblos, barrios, colectivos, sindicatos, partidos y personas sencillas que decidimos, sin dudarlo, ser parte del latido palestino.
Desde la campaña Yo Soy Palestina hemos caminado junto a la Casa Palestina de Aragón, que es mucho más que una sede: es hogar, raíz, faro y abrazo.
En estos más de 18 meses hemos llenado las calles de dignidad.
Más de un centenar de actividades: concentraciones, acciones directas, performances, mosaicos humanos, vigilias, charlas, manifiestos y gritos.
Hemos estado frente a las instituciones, en los barrios, en los colegios, en las plazas.
Hemos sido pancarta, altavoz, canción, silencio colectivo.
Y todo esto ha sido posible gracias a la generosidad inmensa de quienes componen esta campaña: organizaciones sociales, feministas, sindicales, ecologistas, culturales, antirracistas y políticas,
que han puesto sus nombres, su fuerza, su tiempo y su corazón al servicio de una sola causa: Palestina. Porque cuando Palestina llama, cuando un pueblo lucha por existir, no se pregunta desde dónde venimos, sino hacia dónde vamos juntas.
A nuestras hermanas y hermanos palestinos, que nos habéis abierto vuestras puertas, que habéis llorado con nosotras,
que habéis seguido organizando, construyendo, resistiendo,
incluso cuando os fallaban las fuerzas:
GRACIAS
Gracias por vuestra entereza. Gracias por vuestro ejemplo. Gracias por dejarnos acompañaros.
Este camino ha sido duro, pero también enriquecedor.
Nos habéis enseñado a no rendirnos,
a amar sin condiciones,
a luchar con el alma y con la vida.
Y hoy, como el primer día, volvemos a alzar la voz para decirlo claro:
No estáis solas. No estáis solos. Aquí estamos. Aquí seguiremos. Hasta que Palestina sea libre.
Porque Yo Soy Palestina no es un lema. Es una promesa. Es una forma de estar en el mundo. Es saberse parte de algo más grande:
la dignidad invencible de un pueblo que lucha por su libertad desde hace 77 años,
y al que jamás lograrán destruir.
¡Viva Palestina libre!
