Han pasado 20 meses. Veinte meses de bombas, asesinatos, hambre, deportación y miles de mutilados. Veinte meses de un genocidio retransmitido en directo.
Y mientras en Palestina enterramos a nuestros hijos, a nuestras madres, a nuestros amigos bajo los escombros, hay quienes han optado por guardar silencio. Ni una condena. Ni una declaración. Ni una sola palabra. Ni un sólo gesto hacia la comunidad palestina en Aragón. Como si la vida palestina no mereciera ni el mínimo gesto de humanidad.
Guardan silencio ante hospitales bombardeados, ante campos de refugiados arrasados. Guardan silencio mientras miles de niños y niñas mueren bajo las bombas y de hambre, bajo un bloqueo criminal impuesto por “Israel”. Guardan silencio… como si el silencio no fuera tomar partido.
El silencio de quienes tienen voz, poder y responsabilidad institucional no es neutral: es complicidad.
Pero no hablamos sólo de dolor.
Hablamos también de justicia y de derecho:
- La Corte Penal Internacional ha solicitado órdenes de detención contra Netanyahu y su ministro de Defensa por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
- La Corte Internacional de Justicia ha advertido del riesgo real de genocidio, y ha emitido medidas cautelares para intentar proteger a la población palestina.
- La Asamblea General de NNUU ha asumido dichas posiciones judiciales, recordando que esta tragedia está siendo la expresión extrema de décadas del continuo holocausto colectivo de un pueblo que sólo ha pretendido resistir.
Y mientras la justicia internacional da pasos inéditos, hay líderes políticos que piden frenar el acoso a “Israel” y se niegan siquiera a pronunciar la palabra genocidio. Esa cobardía no es neutralidad. Es alineamiento activo con el verdugo y contra la legalidad.
¿De qué lado están nuestras instituciones? ¿Del lado de quienes investigan el genocidio… o del lado de quienes lo niegan, lo minimizan o lo justifican? ¿Dónde queda su defensa de los derechos humanos que tantas veces proclaman? ¿Dónde está la legalidad internacional cuando se trata del pueblo palestino?
¿Dónde están quienes gobiernan una tierra que tantas veces ha alzado la voz por la justicia? No hay excusas posibles. No hay equidistancia que valga. Nadie puede justificar este horror.
El Gobierno de Aragón no puede seguir guardando silencio mientras se comete un genocidio. El Ayuntamiento de Zaragoza no puede mirar hacia otro lado mientras se arrasan escuelas, universidades, hospitales y barrios enteros.
Exigimos una posición clara y pública. Una posición que diga, sin ambigüedades: que condenan el genocidio del pueblo palestino a manos del estado de “Israel”, en la simple línea de las grandes instituciones internacionales.
El pueblo palestino tiene derecho a existir y ninguna institución democrática puede seguir callando ante esta barbarie.
Sabemos que las gentes de esta tierra están con Palestina. Aragón es tierra de dignidad, de gente noble y solidaria, y merecen unas instituciones que estén a su altura.
Quienes hoy gobiernan en Aragón no pueden ser indiferentes.
Desde esta voz colectiva, que aúna progresivamente a más sindicatos, partidos, organizaciones y ciudadanía les decimos con toda la fuerza:
¡Rompan su silencio!
¡Condenen el genocidio del pueblo palestino!
El mundo está mirando. Y la historia también. ¡Viva Palestina libre
