NI OLVIDAMOS, NI CALLAMOS.

Defendemos la memoria histórica y las lenguas de Aragón

Nos reunimos nuevamente este 23 de abril para celebrar el Día Nacional de Aragón. Un 23 de abril en el que recordamos nuestra profunda identidad como pueblo, nacida de nuestros antiguos fueros, el Justicia, los grandes juristas, la concordia, el pacto… 

No queremos dejar pasar este día sin reivindicar que se reconozcan nuestros derechos históricos y libertades, tantas veces negados por el españolismo centralista, puesto que no es posible ningún cambio estructural sin que estos permanezcan en primer plano.

Una celebración la nuestra que no debe limitarse a un solo día: ahora más que nunca, todos los días debemos reivindicarnos como nación aragonesa; no podemos olvidar nuestra identidad de pueblo milenario.

Porque ahora más que nunca debemos defendernos de los ataques que pretenden volver a un Estado español centralista. Las fuerzas políticas de extrema derecha -de derecha e incluso de supuesta izquierda- quieren acabar con las identidades propias, con la diversidad que ha sabido convivir durante siglos de historia común.

Debemos estar en constante alerta, en modo de defensa, no podemos bajar la guardia porque quieren hacernos retroceder en derechos conquistados con mucho esfuerzo y sacrificio.

Tenemos un gobierno de Aragón que niega la violencia machista, que ataca al feminismo, que promueve el odio y la xenofobia a las personas migrantes, que ataca los derechos de las personas LGTBI, que quiere destruir nuestra identidad propia aragonesa, que niega las lenguas que se hablan en Aragón y quieren evitar que se escriba la historia real de la memoria democrática, porque para ellos solo vale el discurso franquista que se construyó en los cuarenta años de dictadura.

El pasado 20 de noviembre quedó derogada la ley de memoria democrática, lo hicieron con saña añadida, haciéndolo coincidir con la fecha de la muerte del dictador. Todas y todos los aquí presentes sin excepción, creemos firmemente en que es una ley que fue creada para cerrar definitivamente heridas abiertas y que permanecieran curadas para siempre, nunca como el instrumento de confrontación que algunos malintencionadamente han querido ver. Como dice su preámbulo,

“Construir la memoria democrática a partir del recuerdo del pasado y del más riguroso conocimiento histórico es el modo más firme de alimentar nuestra democracia de los principios éticos y morales que la fortalecerán frente a los discursos de la exclusión y la intolerancia, de asegurar en definitiva nuestro futuro de convivencia y paz. Es imprescindible, en ese sentido, recordar y homenajear las vidas y las experiencias de aquellas personas que se esforzaron por conseguir y defender en Aragón un régimen democrático”.

Miles de aragoneses y aragonesas lucharon por un mundo más libre y no podemos dejar que vuelvan a ser olvidados en las cunetas. Porque su dignidad y el sentido de su lucha de antaño han de inspirarnos ante los desafíos del presente.

Desafíos como el de que todos los avances que se han logrado durante años y, sobre todo, en los últimos años, para defender nuestras lenguas propias, se los han cargado de un plumazo. Les dan igual las leyes: el Presidente del Gobierno de Aragón ha decidido que aquí solo se habla castellano; el catalán y el aragonés no existen.

Este es un ataque que no podemos dejar pasar. Nos vuelven a mandar a las trincheras, pero no vamos a dejar que nos venzan: debemos reforzarnos en todos los ámbitos, en nuestras organizaciones y apoyando a todas las organizaciones que defienden nuestras lenguas.

Pero también tenemos que defender nuestros derechos sociales y laborales, defender la calidad de los servicios públicos para conseguir paulatinamente, un cambio de modelo, en el que los aragoneses y aragonesas podamos decidir, por nosotros mismos, el modelo político, social y económico que deseamos.

Tenemos que movilizarnos para conseguir una Carta de derechos sociales para Aragón, que suponga un nuevo modelo social y económico para nuestro territorio, en el que esté encuadrado un Marco Aragonés Propio de relaciones laborales y sociales.

Hemos vivido durante estos meses y estamos viviendo hoy las justas protestas del campo aragonés y los problemas sociales y ambientales que desafían la gestión de la alimentación. Estas protestas están asociadas a un modelo económico que busca beneficiar al dinero y no a la vida, en el que el pequeño agricultor y distribuidor son grandes perjudicados así como también la permanencia de la población en el medio rural.

Que nos escuchen todos los oídos, que nadie caiga en el equívoco, porque a pesar de los siglos de imposición y de asimilación españolista, conservamos intacta nuestra identidad propia aragonesa, férreamente mantenida por quienes nos precedieron y por los que hoy creemos en un Aragón mejor, le pese a quien le pese. 

Las organizaciones que estamos aquí presentes y otras muchas que están dispersas por todo el territorio aragonés, debemos redoblar los esfuerzos para mantener viva la llama aragonesista.

Es imprescindible que esa identidad aragonesa propia, este sentirse e identificarse con el territorio y sus gentes, se transmita y se inculque ya en la escuela y, por lo tanto, venga reflejada en los materiales escolares. Es inadmisible que el último currículo aragonés haya omitido las particularidades que conforman nuestra historia, nuestros paisajes, nuestra cultura y economía, en definitiva, nuestro ser e identidad colectiva. Si no hacemos hincapié en la correcta formación de nuestra ciudadanía, nuestra identidad se diluirá en la todopoderosa hegemonía españolista.

Frente a tanto desafuero, este es el dilema: Aragón o sumisión. Y por ello exigimos que se reconozcan nuestros derechos históricos y libertades, que se reconozca la soberanía que reside en el pueblo aragonés.

ENTALTO ARAGÓN LIBRE, SOBERANO Y FEMINISTA!!!