Por Organización de Mujeres de ISTA

La segregación por sexos es sin duda una vuelta atrás, y demuestra que no ha habido un avance democrático real, sino un retroceso enmascarado con discursos sobre la libertad de las mujeres. La segregación es una forma de discriminación, y más si es con fondos públicos y al amparo de la iglesia católica, que tiene un especial interés en «frenar el proceso de liberación de las mujeres». Educar igual a  mujeres y hombres es la primera de las reivindicaciones del feminismo desde el siglo XIX. Sólo a partir de la implantación de la escuela mixta en los años 70, el aumento del nivel educativo de las mujeres dio un salto cualitativo y propició un avance en sus derechos. La educación segregada fue el modelo en un momento en el que la sociedad consideraba que las tareas de hombres y mujeres eran diferentes,  y debían ser así por naturaleza, pero no puede serlo ahora.

La educación es, entre otras cosas,el principal instrumento de socialización y una herramienta imprescindible para la convivencia democrática. Formar a las y los estudiantes en valores democráticos requiere de su puesta en práctica, y siendo uno de estos valores la igualdad entre hombres y mujeres,  y la prohibición de discriminación por razón de sexo, parece evidente que la segregación por sexos es un modelo que priva al alumnado  del escenario necesario para la interiorización de dicha igualdad .Es misión de la escuela hacer consciente a sus alumnas y alumnos de la pluralidad social derivada de la existencia de sexos, para eliminar los estereotipos y discriminaciones se hace precisa dicha convivencia desde la edad temprana.

  Sólo la educación mixta favorece la igualdad real, pero no hemos de quedarnos ahí, sino dar un paso más hacia la coeducación. No basta con que niñas y niños estén juntos en clase, debe existir  una intervención para identificar y corregir las discriminaciones, el que los prejuicios afloren en la escuela es positivo para intervenir y poder corregirlos cuanto antes. Es un error pensar que  separar por sexos supone que no existan esos prejuicios en el aula, por obviar un problema  no va a dejar de existir. Tanto hombres como mujeres tenemos componentes femeninos y masculinos,  y lo interesante es poder cultivarlos todos. La convivencia es el mejor instrumento para mitigar roles de género. La educación segregada se opone a la actividad diaria en la sociedad y a que alumnas y alumnos  se formen como  auténticas ciudadanas y ciudadanos comprometidos con los valores constitucionales de igualdad y no discriminación entre hombres y mujeres, por tanto es intolerable que centros con ese modelo se financien  con el dinero de todas y todos