Este 29 de noviembre, volvemos a las calles en una movilización unitaria para exigir libertad, justicia y reparación para Palestina.
La causa palestina siempre ha encontrado su fuerza en la unidad y solidaridad internacional. Esa solidaridad y esa unidad son las que nos sostienen y nos guían.
Por eso esta convocatoria está construida colectivamente, con los colectivos, organizaciones, partidos y sindicatos que siempre han estado ahí.
MANIFIESTO
Hoy, 29 de noviembre, Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, nos unimos, una vez más, para hacer oír la voz de un pueblo que sigue vivo a pesar de la ocupación, del exilio y del dolor. Nos unimos a su memoria histórica y a la esperanza de un futuro en el que los derechos humanos, la justicia y el derecho internacional sean la base de la convivencia entre los pueblos. Un pueblo que, pese a los muros, las bombas y el exilio, sigue viviendo, sembrando, enseñando vida y soñando en su tierra.
El pasado mes de octubre se presentó un mal llamado acuerdo de paz, anunciado como un paso hacia la estabilidad.
Pero su función real ha sido otra: intentar acallar la mayor ola de solidaridad global hacia Palestina que hemos visto en décadas, desactivar la presión internacional y legitimar, bajo el nombre de “paz”, la continuidad del control sobre millones de personas. Ese acuerdo no ha frenado la violencia ni ha garantizado la protección de la población palestina. No ha traído paz. No ha traído derechos. No ha traído libertad.
Se ha convertido, como tantos otros antes, en una herramienta para encubrir una ocupación que se profundiza.
Y tras el frágil alto el fuego derivado del acuerdo, Gaza sigue sangrando.
Los bombardeos regresaron, la destrucción continuó y el bloqueo sigue impidiendo el acceso a agua potable, medicinas y alimentos necesarios para sostener la vida.
El ejército israelí ha trazado una llamada “línea amarilla”, un perímetro que delimita las áreas que mantiene bajo control militar directo. Una línea que supone otra ocupación de territorio palestino, que abarca más de la mitad de la Franja e impide el regreso a su hogar a cientos de miles de personas.
La prensa independiente tiene el acceso prohibido. Gaza permanece envuelta en un silencio impuesto que oculta una tragedia aún mayor de la que trasciende.
Y mientras tanto en Cisjordania la situación se deteriora día tras día.
• Más de 3.000 ataques de colonos israelíes han sido documentados desde 2023.
• Decenas de comunidades rurales han sido vaciadas por la fuerza.
• Se han acelerado las demoliciones de viviendas, la confiscación de tierras agrícolas y la creación de nuevas carreteras que conectan los asentamientos ilegales.
• Las ciudades palestinas viven bajo toques de queda no declarados, retenes militares, incursiones diarias y arrestos masivos.
Los colonos actúan con total impunidad y protección armada, y las políticas oficiales de expansión continúan avanzando como un proceso sistemático de anexión.
Cisjordania hoy es un territorio fragmentado por carreteras militares, muros y checkpoints que impiden la vida cotidiana más básica: ir a la escuela, acceder a un hospital o desplazarse entre ciudades.
En las cárceles israelíes más de 10.000 palestinos siguen detenidos, muchos de ellos en detención administrativa, sin cargos ni juicio, en abierta violación del derecho internacional.
Ministros del propio gobierno israelí se han grabado posando con rehenes palestinos torturados, exhibiendo su sufrimiento como si fuera un trofeo.
La impunidad con la que se difunden estas imágenes constituye una forma de tortura psicológica y propaganda del terror. En este contexto recordamos hoy la visita reciente de Karim Yunes, quien estuvo en Zaragoza hace apenas semanas. Yunes, uno de los rehenes palestinos que más tiempo ha pasado en las cárceles sionistas, 40 años de encarcelamiento ininterrumpido, nos relató la crueldad, el aislamiento y la deshumanización sistemática dentro de esas prisiones. Su testimonio es un recordatorio vivo de que, tras cada cifra, hay vidas enteras arrebatadas.
Miles de familias palestinas siguen sin noticias de sus seres queridos. Otras sólo han recibido confirmación de su asesinato. Al mismo tiempo, denunciamos las recientes iniciativas legislativas que plantean legalizar la ejecución de personas palestinas detenidas: leyes de ese tipo suponen una escalada inaceptable y representan una deriva contraria a los más básicos principios de justicia y derechos humanos.
Pero, pese a todo, el pueblo palestino sigue en pie.
Sigue sembrando sus olivos, reconstruyendo sus hogares, preservando su cultura y su memoria.
Vivir en su tierra es su forma más profunda de resistencia y de amor.
Y por eso, también nosotros debemos seguir apoyando, acompañando y defendiendo al pueblo palestino en su camino hacia la libertad y la justicia que les han sido negadas. El coraje de un pueblo que sigue en pie exige de nosotros una solidaridad consciente, comprometida y a la altura de su dignidad.
Nuestras exigencias son claras
- Fin inmediato del genocidio, la ocupación y el bloqueo sobre el pueblo palestino.
- Liberación de todas las personas detenidas arbitrariamente, fin de la detención administrativa y condena de cualquier legislación o práctica que permita o normalice la ejecución de personas palestinas bajo custodia.
- Fin total de la expansión de asentamientos, alto a toda política de anexión y devolución inmediata de las tierras robadas al pueblo palestino.
- Acceso pleno, seguro y sin restricciones de ayuda humanitaria independiente en toda Palestina.
- Presencia y actuación efectiva de mecanismos internacionales que garanticen el cumplimiento del derecho internacional y protejan a la población palestina.
- Ruptura inmediata de las relaciones diplomáticas y comerciales con “Israel”
VIVA PALESTINA LIBRE¡¡
