Los seis sindicatos que componen la Intersindical ISTA apoyan y hacen suyo el manifiesto elaborado por Educadores Ambientales y Naturalistas por el Valle de Canal Roya y llaman a su militancia y a la clase trabajadora aragonesa para que defiendan su patrimonio natural.
Estos son los argumento del manifiesto que compartimos:
Ante las alarmantes noticias derivadas del proyecto de unión de las estaciones de Astún y Formigal por el valle de Canal Roya, impulsado por el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Huesca y la empresa Aramón, queremos hacer constar nuestro rechazo a dichos planes que supondrán la alteración y destrucción del valle.
– Desde el punto de vista medioambiental. La unión de las estaciones de esquí de Astún y Formigal mediante la instalación de una telecabina e infraestructuras asociadas (carretera, cableados o edificios de apoyo, entre otros) supondrá la antropización y urbanización irreversible de un lugar muy sensible desde múltiples puntos de vista. Hay que tener en cuenta que la presencia humana, hasta ahora, ha resultado temporal, anecdótica y generadora de un mínimo impacto en los paisajes y ecosistemas de alta montaña, derivados del aprovechamiento ganadero extensivo y sostenible de los pastos durante siglos.
Esto supondrá, entre otros hechos, una grave alteración de este importante corredor biológico situado entre espacios naturales protegidos ya existentes, como es el Parc National des Pyrénées, la Reserva de la Biosfera “Ordesa-Viñamala” y el Parque Natural de los Valles Occidentales. Llevar a cabo esta actuación provocará múltiples molestias e impactos, fragmentación de poblaciones faunísticas y favorecerá la desaparición de diversas especies protegidas por las respectivas directivas autonómicas, nacionales y comunitarias.
– Desde el punto de vista paisajístico. La colocación de pilonas, la construcción de una carretera de acceso y evacuación y los probables desmontes, vados y escolleras aparejadas, supondrán una grave alteración y destrucción, total o parcial, de uno de los activos más importantes que poseen la cordillera pirenaica, su paisaje. En este caso, se trata de un valle modelado por sucesivos glaciares cuaternarios que dieron lugar a las diversas formas de relieve que hoy podemos observar. A ello hay que sumar los elementos geológicos excepcionales vinculados al vulcanismo antiguo del Anayet y que por fortuna tan apenas han sufrido impactos. También hay que considerar su accesibilidad, óptimo estado de conservación y su consideración como “laboratorio natural” donde registrar, analizar y estudiar el impacto del cambio climático en el medio biótico y abiótico, tal como lo han venido haciendo durante décadas diversos centros de investigación, entre los que destaca el prestigioso Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC.
– Desde el punto de vista arqueológico. Un aspecto que no se ha valorado en su justa medida, y que requeriría de un estudio previo a la realización de cualquier movimiento de tierra, es la presencia de abundantes restos arqueológicos conocidos a fecha de hoy. Además de varios crómlech (círculos de piedra) y túmulos, en el paraje de la Rinconada encontramos, al menos, un dolmen intacto. Presenta un túmulo de 17 m de diámetro que, por el mero hecho de saber su existencia, está declarado como Bien de Interés Cultural.
– Desde el punto de vista de la emergencia climática. En el actual contexto de cambio climático, reconocido por la comunidad científica internacional y los respectivos informes del IPCC, resulta sorprendente, incoherente e irresponsable, que las administraciones públicas sigan apostando por un modelo de turismo que ya no responde a la realidad presente y menos todavía a los escenarios climáticos futuros (el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático lo plasma con rotunda claridad en sus respectivos informes). Por desgracia, el futuro de las estaciones de esquí alpino, tal como los hemos conocido hasta hoy, tienen los días contados debido a que el régimen de las precipitaciones en forma de nieve seguirán reduciéndose y también los periodos en los que se van a dar. Para tratar de suplir dichos efectos, hasta ahora se ha recurrido al aumento de las inversiones públicas, el incremento del gasto energético (por tanto de emisiones de gases de efecto invernadero) y un consumo creciente de agua para la creación de nieve artificial.
– Desde el punto de vista de los objetivos e inversión del proyecto. Nos parece inadmisible que una parte importante de los fondos públicos europeos (el 85%) concedidos a la comunidad autónoma de Aragón, denominados Next Generation y creados para “la recuperación, transformación y la resiliencia de los territorios por la vía de la sostenibilidad” tras la pandemia del COVID, sean destinados a la destrucción irreversible de un valle y al mantenimiento de un modelo socioeconómico claramente insostenible dada la actual y futura realidad climática que nos depara. Por todo ello, resulta evidente que el único interés del proyecto es de carácter económico y obtener unos beneficios a corto plazo por parte de las empresas del sector, tanto privadas como aquellas sostenidas con dinero público.
– Desde el punto de vista del empleo y asentamiento de la población. Contrariamente a lo que propugnan los promotores del proyecto, el modelo económico desarrollado en los valles donde prima el turismo de esquí no asienta población de una forma sustancial; a las temporadas de trabajo cada vez más cortas hay que sumar los altos precios de la vivienda (tanto de alquiler como de compra) y, por tanto, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna por parte de la población flotante y la población local que desea asentarse en el territorio.
Por todos estos motivos, y con la premisa fundamental que para amar hay que conocer y para conocer hay que enseñar, desde el colectivo de Educadores Ambientales y Naturalistas asentados en Aragón hemos decidido actuar con responsabilidad, ética y haciendo lo que mejor sabemos hacer: la realización de una serie de acciones llevadas a cabo sobre el terreno afectado, dirigidas a la población general y encaminadas a dar a conocer la riqueza y valores paisajísticos, geológicos, botánicos, faunísticos, etnográficos, arqueológicos e históricos de un espacio que, a fecha de hoy, está gravemente amenazado.